El momento más feliz de su vida fue a los 22 años, cuando tuvo a su hijo Manuel.
Estudió lenguas en la Universidad Pedagógica, en donde aprendió francés, inglés, latín y español. Para ella el idioma más difícil es el alemán.
Le encanta estar en la Fundación, porque le representa alegría y felicidad; además, le tiene un cariño gigante porque le ayudaron a cumplir su sueño de ver al Papa Francisco.